viernes, 8 de abril de 2016

Pintando rosas

Llueve y tomo café al lado de una vela encendida a modo de Sol.

Cuando era pequeña y oía que, de entre damas y caballeros, yo era considerada una dama, respondía rápida y tajantemente: "no, yo soy caballera". Con a. Anda que iba a quedarme yo sin caballo o a resignarme a la debilidad atribuida a las damas por ser una niña. Yo soy fuerte. Fuerte como si niña se escribiera con o.

Aquí sigo. Tan fuerte tan fuerte que estoy para todxs. Para mí no, no lo necesito. Ya he dicho lo fuerte que soy. (Ba Dum Tsss!)

Hoy veo algo en la oscuridad plutónica, quizá gracias a la vela. Una nueva verdad. Me vacío antes de reconocerme vulnerable. Ahora lo veo. Veo que no es en todo, veo que en cosas sí aplico. En otras no. Malditos flecos sueltos. Hay que abrir bien los ojos para que no se escape ni uno.

Planté rosales pretendiendo que sus flores fueran rojas. Rosas rojas, vivas, valientes. Pero algunas salieron blancas. ¿Cómo permitir que muestren tan claramente mi debilidad, mi necesidad, mi miedo?
Y me descubro pintándolas para que no se vea que mis rosas son blancas y no rojas. para que no se vea lo que de verdad soy y lo que de verdad siento. para que me cubra la pintura, la sangre, la mentira o, mejor dicho, la omisión. Algo que creo con más brillo que yo y que lo que puedo aportar. 
Entonces llega el juicio, sin sentido ni lógica. "Niña, ¿quién eres tú?". No quiero responder.
La Reina Roja sentencia: "¡Estás vacía, perdida!". Y me corta la cabeza.

Alícia pintando rosas, fotograma de Alicia en el País de las Maravillas, de Tim Burton.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Opina, ¡es gratis!